sábado, 25 de octubre de 2014

La “crisis Williamson” del Papa Bergoglio

La “crisis Williamson” del Papa Bergoglio


Este mes de octubre ha sido hasta ahora un “mensis horribilis” para el Papa Francisco.


El Pontífice alabado y mimado por todo el sistema mediático internacional, y con tanto más entusiasmo cuanto más alejados del catolicismo los comentaristas (Scalfari es un ejemplo), ha tenido que soportar la primera contrariedad justamente en su terreno preferido, el de las relaciones públicas: el frustrado Premio Nobel de la Paz. Conociendo la actitud del Comité del Nobel (que había rechazado el reconocimiento a Juan Pablo II, a pesar de sus iniciativas contra la guerra del Golfo, debido a sus enseñanzas sobre la anticoncepción), esto debiera haber sido un motivo de consuelo; no así, sin embargo, para un hombre que tiene en mucho el construir su propio estilo sobre el appeal mediático y gestos en consonancia con el común sentir. Parece que se estuvo cerca de obtener el premio; pero los suecos quieren primero ver resultados, y esperan que Bergoglio concretice las promesas de subvertir la moral sexual. Hasta ahora anuncios, que aún no ha estado en capacidad de cumplir.

El segundo fastidio, en este mismo mes, fue la publicación del libro de Antonio Socci, No es Francisco. Ciertamente no asusta a Bergoglio (tampoco convence al lector de buen sentido) la parte de ese ensayo que profundiza en las minucias del procedimiento para demostrar la nulidad de la elección. Pero la parte de cerrada crítica del modo de conducir la barca de Pedro y en particular el examen de los muchos puntos de ruptura con sus predecesores, representa un pesado J'accuse que Bergoglio entiende ya no es prerrogativa exclusiva de una franja aislada (Socci, por empezar, no ha sido nunca un tradicionalista). El libro es, en materia de textos sobre religión, un best seller en Italia (a pesar de la censura de los Paulinos, que se niegan a venderlo en sus librerías). Y esto da a pensar que no todos forman su opinión sólo sobre la base del número de discapacitados abrazados durante los paseos papales.

Pero la verdadera debacle fue el Sínodo. Desde el punto de vista de la catequesis, se ha hecho ya un daño inconmensurable al catolicismo con la publicación de la primera Relatio: ya se ha instalado el mensaje de que cada uno puede hacer cómodamente sus indecencias con la bendición de la Iglesia; y de hecho la política italiana, siempre atenta a los humores vaticanos, encuentra ahora que es urgente regular las uniones civiles; cosa que hasta el mes pasado le interesaba a muy pocos. El Cardenal Napier habló de un daño irreparable en el sentido de que ahora los bueyes se han desbocado, pese a cualquier documento magisterial que intentase en el futuro volver a unirlos. Por lo tanto, en este marco, la estrategia subversiva de Bergoglio (el hombre acostumbrado a destrozar milenios de doctrina sin argumentar en encíclicas de relevancia magisterial sino a golpes de entrevistas) ha logrado su propósito. 

Todo esto, sin embargo, le ha costado un precio incalculable. El Papa ha sido desafiado por su “Parlamento”. Públicamente, abiertamente, en voz alta e incluso con vehemencia. Y desde el momento que, a pesar de toda su perorata de la colegialidad y la libertad de expresión, resultó bien claro para todos su modo de obrar manipulador con el fin de imponer su agenda, así como todos sabían que la primer Relatio estaba acordada con él, la revuelta no ha respetado siquiera el hipócrita convencionalismo de tomársela sólo con sus ejecutores. Los Cardenales le han reprochado directamente a él, al mandante, y no sólo a sus secuaces, de haber causado un grave daño a la Iglesia (Cardenal Burke), o tener que repasar el catecismo (Arzobispo de Kiev); algunos, como Müller, Ruini y Burke, incluso le retiraron el saludo, como lo reportan todos los diarios. Y finalmente, cómo no ver un puñetazo directo al Papa en esta frase de una de las comisiones del Sínodo (Italicus B): "no vayamos en busca de un populismo fácil que adormece y algodona todo".

martes, 21 de octubre de 2014

La Amenaza Bergoglio - César Uribarri

La Amenaza Bergoglio
César Uribarri


Reproducimos a continuación un acertado y valiente artículo publicado originalmente en “El Blog de César Uribarri” del Portal amigo “InfoVaticana”. 


Desde el inicio de su Pontificado el Papa Francisco ha buscado un giro copernicano no sólo en la vida de la Iglesia, sino en la vivencia de la fe. Desde un subjetivismo camuflado en misericordia, Bergoglio ha izado a lo más alto de la Iglesia un equipo de leales que tienen en común la capacidad de destrucción subrepticia de la doctrina. Francisco no se ha servido nunca de declaraciones directas sino de construcciones lingüísticas en las que late una continua invitación a abandonar los rigorismos dogmáticos para abrirse a la realidad moderna, pero todo en una clave moralista en la que se apela a la subjetividad del oyente. Motivo por el cual ni se perciben enfrentadas las verdades doctrinales ni se apela a ellas para establecer un suelo desde el que juzgar el mensaje. Tal moralismo en el lenguaje, acompañado de gestos existenciales en el mismo Papa, son el campo abonado para la siembra del giro copernicano que se pretende. Y en esa estrategia el Sínodo Extraordinario de octubre de 2014 se quiso como la primera y fundamental piedra en esa demolición, pero no está tan claro que lo hayan conseguido.

La primera pregunta es si hay o no una batalla en el seno de la Iglesia. Y de haberla en qué términos y de qué alcance. A esto la respuesta es sí. Sí hay una batalla crudelísima entre los que tratan de adaptar el Evangelio a la realidad de un mundo que ha apostatado y los que pretenden salvar el núcleo del dogma. El sínodo está siendo clara evidencia de su alcance. Pero los sucesos que llevan ocurriendo más de un año obligan a una segunda pregunta: cuál es el papel del Papa en esta batalla. Y atreverse a responder exige dejar de lado toda construcción mental previa para ceñirse a los hechos. Y los hechos son tozudos: es el Papa Francisco quien está impulsando estos cambios. Y cambios que se acercan peligrosamente no sólo a un cisma, tal es la fricción que está causando en esas dos posturas enfrentadas, sino a la validación de la herejía. La comunión a los divorciados vueltos a casar no sólo puede ser una espita que haga saltar toda la antropología y moral cristiana sino que es la terrible puerta a la negación de las enseñanzas de Cristo.

Pero el Papa, el mismo que ha hecho gala de una dureza total contra los elementos que considera enemigos de sus planteamientos (como es el caso de los Franciscanos y Franciscanas de la Inmaculada o de Mons. Livieres) parece querer jugar al doloso juego de que sea la voz universal de la Iglesia la que “demande” los cambios aperturistas, para que él sea, solamente, el obligado instrumento que deba dar el placet-de-hecho al recorrido pastoral que, vox populi vox Dei, dinamite el dogma de la Iglesia. Esta estrategia de nuevo ha sido reconocida por el Cardenal Kasper cuando afirma que “es claro lo que (el Papa) quiere y eso es evidente. El quiere una parte importante del Episcopado con él y lo necesita. Él no puede hacerlo en contra de la mayoría del Episcopado”.

jueves, 16 de octubre de 2014

El lío ya está armado y es estratosférico - Francisco José Fernández de la Cigoña

El lío ya está armado y es estratosférico
Francisco José Fernández de la Cigoña


Reproducimos dos comentarios de Paco Pepe que pintan mucho de lo que sucede en el Sínodo de la Familia. Cristo fortalezca a los Obispos y Cardenales fieles a Él, para que corrijan los desvaríos sinodales que intentan sodomizar a la familia católica y liquidar a la Iglesia.


El lío ya está armado

Lo verdaderamente sorprendente es que quien lo está armando, o animando, sea el Papa. Creo que los católicos, y la Iglesia no nos merecemos esto. Unos y otra hemos vivido dos mil años en la seguridad de estar en la casa de Dios y siguiendo, con todos nuestros pecados, sus mandatos. ¿Ahora quieren convertirla en la de Tócame Roque? ¿Y los mandatos no eran tales?

Y lo de siempre. ¿Si se equivocó dos mil años por qué no se va a equivocar ahora? ¿Es Francisco mucho más inteligente que Pío XI, Pío XII, León XIII, Pablo VI, Benedicto XVI? ¿Tiene unas comunicaciones con el Espíritu Santo que los otros no tuvieron? ¿Hay que seguir a una Iglesia que ayer dijo blanco, hoy negro y mañana vayan ustedes a saber?

Cierto que el Papa todavía no se ha pronunciado pero la patita la ha enseñado varias veces por debajo de la puerta. Y sin harina.

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