Para muchos, la Navidad ha perdido su sentido originario
Mons. Héctor Aguer
La Plata (Buenos Aires), 29 Dic. 10 (AICA).- “Para muchos contemporáneos nuestros la Navidad ha perdido su sentido originario. La celebran también –por lo menos incluyéndola en la genérica designación de las fiestas de fin de año- personas que carecen de fe pero observan esa especie de liturgia profana que se ha impuesto como un fenómeno cultural obligado. Hay algo de ilusorio en esos festejos: una promesa y augurios de bienestar, de felicidad, de éxito; una esperanza barata que –se sabe- difícilmente podrá cumplirse. Después del tumulto de estos días la vida retomará su ritmo y todo seguirá igual”. Así lo expresó monseñor Héctor Aguer, arzobispo de La Plata, en la homilía de la misa de Nochebuena celebrada en la catedral Nuestra Señora de los Dolores.
El prelado señaló que “probablemente, en muchos, detrás de esa expectativa forzada y un tanto ingenua de optimismo anida la nostalgia de una esperanza verdadera, la aspiración a algo nuevo y grande que en realidad sólo puede hallarse en el encuentro con el Dios vivo que se nos hace cercano en Jesucristo. Pero para que esa gran esperanza cobre forma e ilumine significativamente la vida es preciso abrirse al don de Dios con sencilla disponibilidad y gratitud anticipada”.
“El espíritu de la Navidad -subrayó- tiene que abrirse paso en el hombre contemporáneo entre los escollos del consumismo, que enferma diversamente a ricos y pobres, del encierro en el egoísmo personal o sectorial, de la seducción utópica de una justicia a conquistar por la violencia. No se puede experimentar la alegría de esta noche sin pureza de corazón”.