Solidez de familias cristianas para responder a relativismo
VATICANO, 25 Sep. 09 (ACI).- Al recibir esta mañana a los prelados de la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil del sector nordeste 1-4, el Papa Benedicto XVI exhortó a trabajar por la solidez de las familias cristianas, basadas en el matrimonio entre un hombre y una mujer, y que se constituyan en respuesta viviente ante las seducciones del relativismo.
En su discurso, el Santo Padre señaló que los informes de los prelados tocaban con insistencia la cuestión del "asedio que sufre la familia" y subrayó que "a pesar de todas las influencias negativas" el pueblo de la región nordeste de Brasil "continua abierto al Evangelio de la vida".
La Iglesia "no se cansa de enseñar que la familia tiene su fundamento en el matrimonio y en el plan de Dios", pero "en el mundo secularizado impera la incertidumbre más profunda al respecto, especialmente desde que la sociedades occidentales legalizaron el divorcio. El único fundamento reconocido parece ser la subjetividad individual que se manifiesta en la voluntad de convivir", continuó.
Benedicto XVI afirmó luego que "en esta situación disminuye el número de matrimonios porque nadie quiere comprometer su vida sobre premisas tan frágiles e inconstantes, se multiplican las uniones de hecho y aumentan los divorcios. Sobre esta fragilidad se consuma el drama de tantos niños privados del apoyo de los padres, víctimas del malestar y el abandono y se expande el desorden social".
"La Iglesia no puede permanecer indiferente ante la separación y el divorcio de los cónyuges, ante la ruina de los hogares y las repercusiones del divorcio en los hijos que, para su instrucción y educación, necesitan referencias extremamente precisas y concretas, es decir de padres determinados y seguros que participan de forma diversa en su educación".
"Este es el principio –prosiguió Benedicto XVI– que la práctica del divorcio está socavando y comprometiendo con la denominada familia alargada y móvil, que multiplica los 'padres' y las 'madres' y hace que hoy la mayoría de los que se sienten huérfanos no sean hijos sin padres, sino hijos que tienen padres en demasía".
Esta situación, añadió, "con sus inevitables interferencias y cruce de relaciones no puede dejar de generar conflictos y confusiones internas, contribuyendo a crear en los hijos una tipología alterada de familia, asimilable de algún modo a la convivencia, a causa de su precariedad".
El Papa subrayó luego que "la Iglesia está firmemente convencida de que la verdadera solución de los problemas actuales que encuentran los casados y que debilitan su unión es el regreso a la solidez de la familia cristiana, lugar de confianza mutua, de don recíproco, de respeto de la libertad y de educación para la vida social".
"Con toda la comprensión que la Iglesia siente frente a algunas situaciones, los casados de segunda unión no son como los de la primera: aquella es una situación irregular y peligrosa que es necesario resolver, en fidelidad a Cristo, encontrando con la ayuda del sacerdote un camino posible para poner a salvo a cuantos están involucrados".
El Papa invitó a los prelados a animar a sus sacerdotes y a los centros pastorales "a acompañar a las familias para que no se dejen seducir por los estilos de vida relativistas que promueven algunas producciones cinematográficas y televisivas y otros medios de comunicación".
"Tengo confianza en el testimonio de los hogares que sacan energías del sacramento del matrimonio para superar las pruebas. A partir de familias como esas se debe restablecer el tejido de la sociedad", concluyó.
Benedicto XVI
VATICANO, 25 Sep. 09 (ACI).- Al recibir esta mañana a los prelados de la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil del sector nordeste 1-4, el Papa Benedicto XVI exhortó a trabajar por la solidez de las familias cristianas, basadas en el matrimonio entre un hombre y una mujer, y que se constituyan en respuesta viviente ante las seducciones del relativismo.
En su discurso, el Santo Padre señaló que los informes de los prelados tocaban con insistencia la cuestión del "asedio que sufre la familia" y subrayó que "a pesar de todas las influencias negativas" el pueblo de la región nordeste de Brasil "continua abierto al Evangelio de la vida".
La Iglesia "no se cansa de enseñar que la familia tiene su fundamento en el matrimonio y en el plan de Dios", pero "en el mundo secularizado impera la incertidumbre más profunda al respecto, especialmente desde que la sociedades occidentales legalizaron el divorcio. El único fundamento reconocido parece ser la subjetividad individual que se manifiesta en la voluntad de convivir", continuó.
Benedicto XVI afirmó luego que "en esta situación disminuye el número de matrimonios porque nadie quiere comprometer su vida sobre premisas tan frágiles e inconstantes, se multiplican las uniones de hecho y aumentan los divorcios. Sobre esta fragilidad se consuma el drama de tantos niños privados del apoyo de los padres, víctimas del malestar y el abandono y se expande el desorden social".
"La Iglesia no puede permanecer indiferente ante la separación y el divorcio de los cónyuges, ante la ruina de los hogares y las repercusiones del divorcio en los hijos que, para su instrucción y educación, necesitan referencias extremamente precisas y concretas, es decir de padres determinados y seguros que participan de forma diversa en su educación".
"Este es el principio –prosiguió Benedicto XVI– que la práctica del divorcio está socavando y comprometiendo con la denominada familia alargada y móvil, que multiplica los 'padres' y las 'madres' y hace que hoy la mayoría de los que se sienten huérfanos no sean hijos sin padres, sino hijos que tienen padres en demasía".
Esta situación, añadió, "con sus inevitables interferencias y cruce de relaciones no puede dejar de generar conflictos y confusiones internas, contribuyendo a crear en los hijos una tipología alterada de familia, asimilable de algún modo a la convivencia, a causa de su precariedad".
El Papa subrayó luego que "la Iglesia está firmemente convencida de que la verdadera solución de los problemas actuales que encuentran los casados y que debilitan su unión es el regreso a la solidez de la familia cristiana, lugar de confianza mutua, de don recíproco, de respeto de la libertad y de educación para la vida social".
"Con toda la comprensión que la Iglesia siente frente a algunas situaciones, los casados de segunda unión no son como los de la primera: aquella es una situación irregular y peligrosa que es necesario resolver, en fidelidad a Cristo, encontrando con la ayuda del sacerdote un camino posible para poner a salvo a cuantos están involucrados".
El Papa invitó a los prelados a animar a sus sacerdotes y a los centros pastorales "a acompañar a las familias para que no se dejen seducir por los estilos de vida relativistas que promueven algunas producciones cinematográficas y televisivas y otros medios de comunicación".
"Tengo confianza en el testimonio de los hogares que sacan energías del sacramento del matrimonio para superar las pruebas. A partir de familias como esas se debe restablecer el tejido de la sociedad", concluyó.