“Sobre tus murallas Jerusalén, he colocado centinelas” (Isaías 62, 6)
Con gran dolor nos enteramos de la decisión (arbitraria por cierto), tomada en el último Capítulo Provincial, por la cual se pretende cerrar el Convento de Santo Domingo de Santa Fe, poniendo fin a una de las obras apostólicas más importantes de la Argentina, y castigando así a una Iglesia ya desolada por la falta de sacerdotes, escasa de vocaciones y con una clara decadencia espiritual en el clero que –salvo valiosísimas excepciones-, está en retirada por la ilusión del más mundano sueño progresista. Una mano negra despertó el mezquino deseo de retirar a los Frailes de la comunidad santafesina en un acto que está fuera de toda lógica y lejos de todo realismo pastoral. No podemos saber quiénes son los que asesoran al P. Provincial Fray Juan José Baldini O.P., o qué intereses abrigan tamaño desatino; pues, ignorando totalmente la vida apostólica de los frailes, la misión evangelizadora que irradia de la predicación, la gracia de conversión y crecimiento espiritual que brota de la confesión y de la Santa Misa celebrada con dignidad y decoro, cuyos frutos están a la vista de todos, deja a una cantidad enorme de fieles a la deriva y a merced de los lobos. No verlo es ceguera, insensatez o miserable descuido de las cosas que son de Dios.
El convento de Santo Domingo cuenta con una nutrida trayectoria al servicio de la Iglesia, de la Verdad y de la sana doctrina. Cuenta con sacerdotes de vida observante y de probada ortodoxia; con una comunidad en crecimiento que vive su fe bajo la guía pastoral de la Orden en unidad fraternal y –no es menor, se sostiene económicamente por sus propios medios sin generar gastos a otras comunidades. Además, la Tercera Orden (o Fraternidad Laical) es la más numerosa de la Provincia Argentina y se encuentra en pleno desarrollo con más de cincuenta miembros y muchos postulantes. No es necesario hablar de lo que está a la vista y los superiores parecen ignorar en evidente espíritu de abandono pastoral. Lo cierto es que el convento de Santo Domingo es actualmente una comunidad creciente cuyo testimonio de fe es una antorcha que irradia luz en un mundo que se apaga.
A María Santísima, la Reina del Santísimo Rosario, Patrona de nuestra Iglesia conventual, dedicamos nuestros afanes, deseos y aflicciones. Como Santo Domingo de Guzmán frente al azote albigense, volvemos a implorar su Nombre: Ave Mari Stella, Dei Mater Alma!
Valga esta denuncia como manifiesto de RESISTENCIA. ¡Dios lo quiere!
Centro de Estudios Universitarios Padre Leonardo Castellani
Mi alma llora y una angustia indescriptible se apodera de mi ser ante tanta destrucción, Señor a ti clamamos, no nos abandones.
ResponderEliminarMaría intercede por tu pueblo😥😥😢
Se metió arancedo ahí y destruyó todo.
Eliminariba a la misa del padre Rossi hace varios años, no va que se entera el obispo -de que ese padre rezaba las misas en latín- por medio de una vieja conventillera que defiende el vaticano dos y desarmaron todo los muy tarambanas traidores.
EliminarEsto es una infamia no se puede cerrar un monasterio de ésta características, no se será que a los dirigentes de ntras diócesis en obrando de la mano del maligno?
ResponderEliminarEse texto es exagerado, victimista, y falaz.
ResponderEliminarQuienes se dicen herederos de grandes frailes dominicos, no son más que unos conservadores liberales. No respetan realmente la Tradición católica.
El cierre del convento lo provocan ellos mismos, por no querer restaurar.
Lo digo con conocimiento personal de la situación.
Para empezar, firman en nombre de un centro de estudios que robaron a su fundador, lo cual hicieron para promover sus ideas politiqueras, el año pasado cuando las elecciones presidenciales en Argentina.
Los autores de este texto se presentan como lo que no son, pues ellos mismos han corrompido todas las obras de evangelización que han tocado.