jueves, 25 de octubre de 2012

La Iglesia triunfará a pesar de ellos: Cantalamessa de rodillas ante protestantes

La Iglesia triunfará a pesar de ellos: Cantalamessa de rodillas ante protestantes


Apostasía con chapa romana


Años atrás (2006), durante la reunión anual de CRECES (Comunión Renovada de Católicos y Evangélicos en el Espíritu Santo), el cardenal Bergoglio se puso de rodillas para recibir la "imposición de manos de los protestantes".

Parece que, como si este acto de apostasía no hubiera sido suficiente, en el mismo evento realizado este año en Buenos Aires, el predicador de la Casa Pontificia, Raniero Cantalamessa, se arrodilló al momento de una invocación protestante, como se puede ver en la foto de arriba.

Estas reuniones contradicen expresamente las Sagradas Escrituras y el Magisterio de la Iglesia. Veamos lo que dice el Papa Pío XI en su Encíclica "Mortalium Animos", en la que recuerda:

«Podrá parecer que dichos "pancristianos" tan atentos a unir las iglesias, persiguen el fin nobilísimo de fomentar la caridad entre todos los cristianos. Pero, ¿cómo es posible que la caridad redunde en daño de la fe?

Nadie, ciertamente, ignora que SAN JUAN, el Apóstol mismo de la caridad, el cual en su Evangelio parece descubrirnos los secretos del Corazón Santísimo de Jesús, y que solía inculcar continuamente a sus discípulos el nuevo precepto "Amaos unos a los otros", prohibió absolutamente todo trato y comunicación con aquellos que no profesasen, íntegra y pura, la doctrina de JESUCRISTO: "Si alguno viene a vosotros y no trae esta doctrina, no le recibáis en casa, y ni siquiera le saludéis".

Siendo, pues, la fe integra y sincera, como fundamento y raíz de la caridad, necesario es que los discípulos de Cristo estén unidos principalmente con el vínculo de la unidad de fe».

Por otro lado, en la declaración fundacional del grupo CRECES, además de colocar a la Iglesia Católica en paridad con otras denominaciones protestantes, se leen las siguientes barbaridades:

«Por medio de esa efusión mundial del Espíritu Santo, la Iglesia - pueblo de Dios - alcanzará su pleno vigor espiritual y su santidad, y recuperará la unidad a la que fue llamada. El Padre responderá plenamente la oración de su Hijo: "Que todos sean uno para que el mundo crea que tú me has enviado" (Juan 17,21).

Seremos uno. Por la acción del Espíritu Santo progresaremos gradualmente desde la unidad del Espíritu, en la que estamos actualmente, hasta la unidad de la fe, y hasta llegar a ser un solo Cuerpo. ¡Seremos uno, y el mundo creerá!

¿Quién lo hará? Tenemos la respuesta: ¡EL ESPÍRITU SANTO! ¿Cuándo alcanzaremos la plenitud de esa unidad? No lo sabemos. Una cosa sí sabemos: Que el Señor ya ha comenzado a hacerlo, y lo completará».

Esta formulación contiene gravísimos errores y manifiesta un ciego voluntarismo humano que se opone a la voluntad de Dios. Si la Iglesia alcanzará su pleno vigor, santidad y unidad en el futuro, cuando arregle con los protestantes, luego no es ahora plenamente UNA, SANTA y CATÓLICA. Lo cual es sencillamente una herejía y quizá no haya sido advertido por los sacerdotes firmantes del acta fundacional de Creces.

El Papa Pío XI advirtió claramente sobre este error funesto en al artículo 9 de la encíclica mencionada arriba.

Por otro lado, es también herético sostener que el Espíritu Santo es fuente de divisiones en la Fe.

Porque si los católicos y los protestantes estuvieran actualmente unidos por el Espíritu, como sostiene CRECES, ¿Éste inspiraría a unos la Verdad y a otros el error? ¿O acaso quieren decir que la Iglesia no posee hoy la Verdad Revelada y que con la guía del Espíritu, y junto a los protestantes, la encontrará en el futuro? De estas dos opciones, es una más herética que la otra.

Además, el voluntarismo humano que lo impulsan desecha la senda querida por Dios para la reconciliación de los cristianos, que no es otra que la indicada magistralmente por Pío XI en la Encíclica antes mencionada:

«Alejáronse ¡ay! los hijos de la casa paterna, que no por eso se arruinó ni pereció, sostenida como está perpetuamente por el auxilio de Dios.

Vuelvan, pues, al Padre común, que olvidando las injurias inferidas a la Sede Apostólica, los recibirá amantísimamente.

Porque, si, como ellos repiten, desean asociarse a Nos y a los Nuestros, ¿Por qué no se apresuran a venir a la Iglesia, madre y maestra de todos los fieles de Cristo?...

Vuelvan, pues, a la Sede Apostó1ica, asentada en esta ciudad de Roma, que consagraron con su sangre los Príncipes de los Apóstoles San Pedro y San Pablo, a la Sede raíz y matriz de la Iglesia Católica; vuelvan los hijos disidentes, no ya con el deseo y la esperanza de que la Iglesia de Dios vivo, la columna y el sostén de la verdad abdique de la integridad de su fe, y consienta los errores de ellos, sino para someterse al magisterio y al gobierno de ella».

Por eso los firmantes de CRECES no saben cuándo terminará la herejía protestante (si no es que ya ha terminado por disolución). Pero cualquier católico bien formado les podría enseñar: ¡Ni antes ni después de que abandonen ellos sus funestos errores, y vuelvan a la casa paterna donde los espera amantísimamente el Padre común!

Mientras tanto, lo único que se gana con estas reuniones carnavalescas es certificar, con la autoridad y las payasadas apostáticas de un cardenal, de un predicador de la Santa Sede y de varios sacerdotes, a las denominaciones y sectas protestantes, e inducir a los católicos a caer en los funestísimos errores que pregonan con porfiada insistencia de casa en casa.

¡Dios les perdone la pública apostasía!



* * *



Sacerdotes católicos que firman la Declaración Común de CRECES
(¿Pueden ser buenos confesores o directores espirituales?)


* Pbro. Fernando Giannetti - Párroco de Ntra. Sra. de la Misericordia, Bs As.

* R. P. Alberto Ibáñez Padilla s.j.

* Pbro. Adrián Santarelli - Párroco de Santo Tomás Moro (Vte. López)

* R. P. Carlo Colonna s.j (Bari, Italia)



* * *



Dijo Cantalamessa en un reportaje que transcribiremos completo en un próximo post:


¿El Papa está al tanto de estos encuentros?

P. Raniero Cantalamessa:
Yo he mencionado en una meditación que le di al Papa Benedicto XVI precisamente lo que había vivido la última vez acá en el encuentro acá en Argentina.

Hablé de la Nueva Evangelización que hubo en la historia de la Iglesia. Una, la evangelización de América Latina en el siglo XVI.

Hablando de la evangelización hablé de los problemas actuales y mencioné este encuentro, de esta conversión que es un signo tremendo, hacia una comunión, una colaboración y dije en esa ocasión que me parece que este es el signo profético del porvenir, y es la manera de aislar los grupos fundamentalistas, polémicos y agresivos, la verdadera forma de dialogar entre los que ponen en el centro a Jesús y no a su Iglesia o denominación o su persona.


Lástima no haberle podido preguntar si cree que se puede poner en el centro a Jesús pero no a la Iglesia. No se entiende como un "macanero" tan grande le predique al Santo Padre.








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