lunes, 21 de abril de 2025

«Expresó durante doce largos años el más radical relativismo moral y religioso... y odio feroz contra la Verdad»

El mayor azote de la Iglesia de Cristo
Martín Mora


Jorge Mario Bergoglio (1936-2025) fue durante doce largos años el mayor azote de la Iglesia de Cristo. Pretendiendo dirigirla, la ha profanado, la ha mancillado, la ha deshonrado con toda forma de impiedad, idolatría y blasfemia. Más o menos al mismo nivel que aquel Benedicto IX (1012-1055), también de dudosa elección, a quien san Pedro Damián definió como “la peste del mundo y la vergüenza de la humanidad”.

Enemigo del Bien, de lo Bello y de lo Verdadero, Bergoglio adoró e hizo adorar a un ídolo pagano en el santuario (la pachamama), blasfemó varias veces contra Cristo y la Virgen, participó de un rito chamánico en Canadá, se burló públicamente del Santísimo Sacramento, expresó durante doce largos años el más radical relativismo moral y religioso, hasta llegar al horror teológico del documento de Abu Dhabi.

Llevó la estatua de Martín Lutero a San Pedro y la ofreció a la adoración popular. También hizo proyectar cabezas monstruosas de animales en las paredes de la basílica, con el fin de inmundicia e insulto. Ha oscilado incesantemente, como un péndulo, entre el materialismo más craso y repugnante y la espiritualidad desviada e invertida.

También abrió las puertas a la sodomía (Fiducia supplicans) después de haberlas abierto a la fornicación [Nota de ST: y el adulterio] (Amoris laetitia). Intentó activamente impedir la participación en la Misa Tradicional (Traditionis custodes).

Apoyó por todos los medios, abusando de su autoridad, la inmigración masiva sin ningún límite. Ha propuesto reiteradamente el “mestizaje” como modelo de civilización y el Estado mundial como modelo político. Además, en perfecta armonía con los amos del dinero del mundo (cualquier cosa menos el “Papa de los pobres”).

Fue el único pontífice en la historia que cerró todas las iglesias durante una epidemia, incluido el Domingo de Pascua de 2020, privando así a los necesitados de cualquier consuelo espiritual. Elogió las vacunas experimentales como “la luz del mundo y la esperanza de la humanidad”.

Fue el fruto más podrido de un árbol enfermo (el Concilio Vaticano II). Llevó al extremo todas las desviaciones y errores liberales y ecuménicos de sus predecesores inmediatos, a quienes también canonizó con infinita malicia, para que el ejemplo de los nuevos “santos” no permitiera ningún retorno a la Tradición.

Quien hoy lo alaba incondicionalmente y sin pudor (entre otros, Giorgia Meloni) es completamente digno de Bergoglio y del odio feroz contra la Verdad que siempre ha manifestado.



Tomado de
https://www.aldomariavalli.it/2025/04/21/il-maggior-flagello-della-chiesa-di-cristo/







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