¡Señor! Date prisa en Socorrernos...
El vaticanista Antonio Socci comenta acertadamente: “la exhortación apostólica [del Papa Francisco, Amoris Laetitia,] es un gesto claro de desafío a dos mil años de magisterio católico. Y en los ambientes católicos (traumatizados) domina un silencioso desconcierto”.
Psicológicamente surge el desconcierto en el alma humana, delante de ciertas aberraciones extremadamente escandalosas, y provocan el silencio de los justos: Jesús calló delante de Caifás, porque no tenía sentido comentar las insensateces del Sumo Sacerdote, legítimo heredero de Aarón, pero prevaricador: “Jesus autem tacebat” (Mt 26, 63).
Socci reporta también el comentario de un periodista “bergogliano”: “Francisco cierra las cuentas con el Concilio de Trento” (¡sic!).
Y comenta: “Ningún papa tiene el poder de renegar la Ley de Dios y el Magisterio constante de la Iglesia. En realidad, Bergoglio, con su documento, cierra también las cuentas con el Evangelio. Porque las palabras de Jesús sobre la indisolubilidad del matrimonio son clarísimas”.