Julio Aguirre Latienza
A fines del 2018 el gobierno de Mauricio Macri perdia en el Senado la legalización del aborto. Por pocos votos pero perdia, luego de haber obtenido un triunfo parcial en Diputados bajo la batuta de sus espadas parlamentarias Daniel Lipovetzky (FLACSO) y Silvia Lospennato (ITBA)
Habia puesto Macri a todo su gabinete a trabajar en pos de ese objetivo. Su ministro de Salud el radical Adolfo Rubinstein concurria a la Cámara baja a empujar la urgente necesidad de que la ley salga. La ministra de Seguridad Patricia Bullrich abogaba en idéntico sentido. Lo mismo el de Producción Francisco Cabrera, el de Energia Juan J. Aranguren, el de Hacienda Nicolás Dujovne, el rabino Sergio Bergman de Medio Ambiente, el de Ciencia y Tecnologia como Lino Barañao, el de Cultura Pablo Avelluto y hasta el presidente del Banco Central, como clara señal externa, Guido Sandleris, se pintaban la cara de verde.
Otros como el de Interior, Rogelio Frigerio, se presentaban con la particular condición de "indefinidos" a pesar de haber sido firmante de un proyecto de legalización años antes durante su mandato como legislador porteño.
El ex Procurador de la Corte de la Junta Militar, el radical Ricardo Gil Lavedra, recorría despachos y hacia llamados sin pausa. Los legisladores con problemitas penales eran los más fáciles, aunque se hayan pronunciado antes contra el homicidio prenatal. Estaban los casos de los antiabortistas como Daniel Scioli, Gladys Gonzalez, Cristina Fernández de Kirchner, Máximo Kichner o la intendente de Resistencia Aida Ayala, pero mágicamente empezaban a darse vuelta.
El caso más emblemático es el de la actual vicepresidente, que habiendo gobernado 12 años con su marido jamás quiso tratar el tema. 8 veces le fue rechazado a la Campaña que buscaba su legalización la posibilidad que sucediera.