jueves, 23 de mayo de 2019

El alma católica está herida

Las beatificaciones riojanas y la “traición de los clérigos”
Rodolfo Méndez


[Especial para el Blog «Sagrada Tradición»]

     
La traición de los clérigos” (1927) fue un libro escrito por Julién Benda, un judío francés errante, en el que se quejaba contra los intelectuales, progresistas o conservadores, que sin miramientos habían renunciado a la verdad en aras del partido, de la clase, del poder o del interés personal. 
    
El pasado 27 de abril, en La Rioja, fueron beatificados cuatro hombres, tres clérigos y un laico, habiendo decretado la Iglesia, a través del Pontífice Romano, su “muerte martirial por odio a la fe”. Son ellos, Monseñor Enrique Angelelli, el fraile Carlos de Dios Murias, OFM, el presbítero Gabriel Longueville, y el laico Wenceslao Pedernera, quienes vivieron y murieron en dicha provincia argentina en los años 70 del siglo pasado.
    
Para los propósitos de esta nota doy por bien conocidos los antecedentes de los cuatro nombrados y también el contexto histórico nacional, sea político, sea eclesial, en el que obraron.
    
Quiero decir, doy por sabido el plan del comunismo internacional y la guerra revolucionaria en Argentina; bien conocida la historia del grupo Montoneros, brazo armado del peronismo de izquierda; la historia “caliente” y dramática de la penetración marxista-leninista dentro de la Iglesia, mediante la creación de “propuestas renovadoras” como el Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo, Cristianos por el Socialismo, y las diversas modalidades de la Teología de la Liberación; que, además, existieron organizaciones de “fachada” que cubrían los objetivos específicos de las agrupaciones terroristas armadas; por último, descuento también, que se conozcan los aciertos y desaciertos de la actuación de las Fuerzas Armadas en el combate contra la guerrilla marxista. 
    
Endeble es la legitimidad de estas beatificaciones si está asentada sobre una ruinosa falsificación histórica a propósito de los hechos, especialmente en lo que concierne a la muerte de Monseñor Enrique Angelelli, y, acerca del carácter martirial por odio y explícita persecución a la fe católica, de la muerte de los cuatro “beatos”, habida cuenta de que Murias, Longueville y Pedernera sí fueron asesinados.  
    

miércoles, 15 de mayo de 2019

La abominación de la desolación: una falsa iglesia con falsos mártires

La falsa Iglesia beatifica sus falsos mártires
Arnaldo de Vilanova


[Especial para el Blog «Sagrada Tradición»]


Cuando veáis la abominación de la desolación, anunciada por el Profeta Daniel, en el lugar santo -el que lea que entienda- entonces los que estén en Judea huyan a los montes; el que esté sobre el tejado no baje a tomar nada de su casa; y el que esté en el campo no vuelva a tomar su túnica. Mateo, 24, 15-18.
    
    
Finalmente, este sábado 27 de abril se consumó la beatificación del Obispo Angelelli junto con la de los curas Murias y Longueville y el laico Pedernera. De nada valieron las súplicas dirigidas a Roma desde distintos lugares de Argentina y del mundo. Tampoco las fundadas razones expuestas en numerosos trabajos y voluminosos dossiers que circularon abundantemente por las redes sociales y variados medios periodísticos. Con una pertinacia asombrosa, contra viento y marea, se han llevado adelante estas beatificaciones fruto de una grosera impostura sin precedentes en la historia, al menos reciente, de la Iglesia.
    
Hemos rezado insistentemente a Dios por medio de la Santísima Virgen pidiendo que tamaña iniquidad no se llevara a cabo: que al final prevaleciera en el Papa y en los obispos involucrados en esta aventura una pizca de sentido de la fe y de temor de Dios. Nuestras plegarias no fueron oídas: bendito sea el Señor que en su sapientísima Providencia -por motivos que se nos escapan- ha permitido que las cosas sucedieran de este modo. 
    
    
Un texto premonitorio
    
En los años setenta, cuando arreciaba en Argentina la oleada tercermundista, la Teología de la Liberación se expandía haciendo estragos en las almas y la situación política y social comenzaba a teñirse de sangre por la aparición de las organizaciones guerrilleras armadas (algunas de ellas integradas y alentadas por amplios sectores eclesiales), un grupo de sacerdotes argentinos -muchos de ellos figuras ilustres del clero de aquella época- dio a luz un documento que tuvo amplísima difusión y fue, en su momento, el más claro y lúcido alerta ante la situación que se vivía. Se trataba de una extensa declaración, fechada pocos días después del asesinato por parte de un comando guerrillero del ex Presidente Aramburu, en la que se hacían serias advertencias respecto de la situación del país pero, fundamentalmente, el texto apuntaba a lo que ocurría en el interior de la Iglesia. Uno de los pasajes más salientes del documento expresaba:
    
Pero he aquí que desde hace unos años un grupo de sacerdotes, cada vez más numeroso, de diversas jerarquías y ubicados en todas las latitudes, se hallan empeñados en cambiar la imagen de la Iglesia, del Cristianismo y aun del mismo Jesucristo. Con sus palabras o con sus actos quieren estos sacerdotes presentarnos una imagen de la Iglesia -y también, lógicamente, la misión de Jesucristo y del sentido del Evangelio- radicalmente falsa”.
    
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...