La Eucaristía, ´Redoxón de la vida espiritual´
Ernesto Alonso
Un “ruido” episcopal infamante
“Ruido, mucho ruido” le hizo a Monseñor Eduardo H. García, Obispo de la Diócesis de San Justo (provincia de Buenos Aires), “que en estos días circulara un video dirigido a nosotros los obispos, con la frase ´devuélvannos la Misa´”, añadiendo a renglón seguido los siguientes remarcables enunciados. “Si viviéramos realmente como pueblo deberíamos escuchar también, ´devuélvannos la educación, devuélvannos Cáritas, devuélvannos el trabajo, devuélvannos la salud, devuélvannos tantas cosas que resignamos en esta cuarentena atendiendo al bien mayor que es la salud de toda la población” (…) “A este mapeo le faltan unos actores que claman también a los obispos; aquellos que proponen con espíritu de cruzada – que es lo que menos necesitamos en este momento - ´juéguense por la fe, nosotros los acompañamos´”.
Escogidos al azar, estos son algunos de los pensamientos que expresara Monseñor García y que AICA recogió de una columna de opinión publicada en `Clarín` el 25 de abril pasado. Expresiones indignantes que han soliviantado mi ánimo no solo porque injuria la honesta intención de un número mayúsculo de católicos que reclaman con fuerza, con humildad y respeto la vuelta del culto público y la apertura de los templos. Son exasperantes dichos pensamientos, al extremo del exabrupto, porque dan cuenta de una deleznable adulteración de la verdad del Sacramento Eucarístico no obstante protestar amor por el Cristo Eucarístico y cuidado por la fe de los fieles.
Monseñor Eduardo Horacio García, por más obispo que sea, no tiene derecho alguno a humillar a un grupo de fieles porque solicita la celebración de la Santa Misa a puertas abiertas, cuando en muchos pasajes de su columna los confronta siempre, y dialécticamente, con aquellos que serían los verdaderos fieles que sí tienen amor por la Eucaristía y la Misa. Nos enfrenta con el ´pueblo´ categoría más sociológica que religiosa, recientemente puesta en alza con la fementida ´teología del pueblo´ por obra y propaganda de Monseñor Víctor Manuel Fernández y del mismo Papa Francisco, advirtiéndonos que “si viviéramos como pueblo” deberíamos reclamar también la “devolución de la salud, del trabajo, de Cáritas”, etc. Pero como somos católicos ´individualistas´ y probablemente ´burgueses´ nos contentamos con solicitar solo la Misa y la Eucaristía. Y puesto que nos cabe la definición de ´cruzados´, pues “proponemos con espíritu de cruzada” jugarnos por la fe, hemos de ser los peores reaccionarios que enajenados por el recio sabor del buen combate imaginamos una Iglesia perseguida que de ningún modo tiene lugar en nuestro país, habida cuenta de la acreditada militancia cristiana de los Kirchner, de los González García, de los Fernández, de los Kicillof, Rodríguez Larreta y un extensísimo etcétera.