Despidieron los restos de monseñor Emilio Ogñenovich
Mercedes (Buenos Aires), 31 Ene. 11 (AICA).- El domingo 30 de enero, en la catedral Nuestra Señora de las Mercedes se realizaron las exequias de monseñor Emilio Ogñenovich, arzobispo emérito de Mercedes-Luján, quien a los 88 años de edad falleció en Buenos Aires la madrugada del sábado.
Durante el velatorio, pasaron por el templo mercedino para tributarle el último adiós algunos obispos, numerosos sacerdotes y la feligresía que vinieron a rezar por su eterno descanso.
La misa exequial fue presidida por monseñor Agustín Radrizzani, arzobispo de Mercedes-Luján, y concelebrada por monseñor Baldomero Martini, obispo de San Justo, y monseñor Oscar Sarlinga, obispo de Zárate Campana, además de numerosos sacerdotes.
Tras la Eucaristía en la catedral colmada de fieles, los restos de monseñor Ogñenovich fueron trasladados al Seminario Santo Cura de Ars y sepultados en el cementerio sacerdotal.
Entre otros, se recibieron mensajes de condolencias y pesar por su deceso del cardenal Tarsicio Bertone, secretario de Estado del Vaticano; el Nuncio Apostólico, monseñor Adriano Bernardini; el arzobispo emérito de Mercedes-Luján, monseñor Rubén Di Monte, y del obispo de Nueve de Julio, monseñor Martín de Elizalde.
Homilía
En la misa exequial, monseñor Radrizzani dijo lo siguiente:
"Estamos celebrando la pascua de monseñor Emilio, quien durante 18 años trabajó incansablemente por esta amada porción de la Iglesia que se le había confiado, dando impulso a numerosas obras apostólicas, entre otras el Canal de televisión Santa María y la Radio Santa María.
Creó comunidades terapéuticas para la contención de adictos en Mercedes y en Junín; impulsó la pastoral familiar, fundó la asociación diocesana de Scouts y Guías Católicos; animó los movimientos de Cursillos de Cristiandad para adultos y de Jornadas y Cenáculos para los jóvenes.
Renovó la casa diocesana de vacaciones en San Carlos de Bariloche, hizo convenios con las universidades del Salvador y Católica de Salta y Catamarca, impulsó el establecimiento de un Centro Cardiovascular en Mercedes, contribuyó a la ampliación del Hospital Blas Dubarry, logró que la Basílica Nuestra Señora de Luján fuera declarada monumento histórico, entre tantas otras cosas.
Su amor a Jesucristo estaba mostrado desde la elección de su lema episcopal “In nomine Tuo” (En nombre Tuyo).
También el amor a la Santísima Virgen, especialmente en su advocación de Luján, a quien hizo conocer y amar dentro y fuera del país. Por ella logró que el Papa elevara esta diócesis al rango de arquidiócesis.
Por amor a ella, quiso que tanto el canal como la radio se llamaran Santa María.
Su escudo episcopal está espejado en el de Juan Pablo II, para mostrar su amor incondicional al sumo pontífice y a la Santa Iglesia. Quiso proyectar durante toda su labor pastoral, la inolvidable visita que el Papa nos hiciera en 1982.
Amó también mucho a la gente. Para servir a sus hermanos en la fe erigió 11 nuevas parroquias y creó capillas en los distintos barrios de las ciudades.
Llevó a cabo 41 ordenaciones sacerdotales para la arquidiócesis y 9 para las comunidades religiosas.
El tema de la familia fue para él una preocupación primordial, por esto impulsó el Movimiento de Cursillos de Cristiandad e instauró el 25 de marzo como “Día de la vida naciente”. Por su convicción el gobierno declaró el 8 de diciembre como feriado nacional.
Como pacificador, fue su intención realizar una Misa en la Basílica, reuniendo a las fuerzas antagónicas del período más oscuro de nuestra historia reciente.
También quiso dejar como regalo a esta amada Iglesia de Mercedes Luján, el renovado seminario Santo Cura de Ars.
Emilio fue un hombre frontal, incansable trabajador, influyó en todos los diversos estamentos, también más allá de las estructuras eclesiales. Para muchos, con actitudes polémicas.
Dejemos el juicio, para quien ve las intenciones, pero nunca como en este caso me parece oportuno el dicho popular “obras son amores y no buenas razones”.
Pidamos por su eterno descanso y que él interceda ante el Señor para que lleguen numerosas vocaciones con ardor apostólico".
Mons. Ogñenovich
Monseñor Emilio Ogñenovich nació en Olavarría, provincia de Buenos Aires, el 25 de enero de 1928, ingresó en el Seminario Metropolitano de Villa Devoto en 1939, y fue ordenado sacerdote en la basílica de Luján, por monseñor Anunciado Serafini, obispo de Mercedes, el 17 de diciembre de 1949, al día siguiente celebró su primera misa en la ciudad bonaerense de Rojas.
El 4 de octubre de 1979, Juan Pablo II lo designó obispo titular de Mibiarca y auxiliar de Bahía Blanca, y recibió su ordenación episcopal el 18 de noviembre de ese mismo año en la catedral Nuestra Señora de la Merced, de Bahía Blanca.
El 8 de junio de 1982 fue trasladado como obispo de Mercedes-Luján, cargo que tomó posesión dos días después, en vísperas de la llegada de Juan Pablo II. Monseñor Ogñenovich fue el encargado de recibir al extinto pontífice en la basílica de Luján.
Elevada la sede a arquidiócesis de Mercedes-Luján, convirtiéndose así en una de las pocas en el mundo sujetas directamente a la Santa Sede, fue promovido a arzobispo el 21 de noviembre de 1997.
Monseñor Ogñenovich, cuyo lema episcopal fue “In nomine tuo”, renunció por edad el 7 de marzo de 2000, y desde hace años residía en la arquidiócesis de Buenos Aires.
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