Luis Fernando Pérez Bustamante
A nadie puede sorprender que el porcentaje de adolescentes españoles sexualmente activos haya crecido exponencialmente en los últimos años. Según el Ministerio de Igualdad, el 80% de ellos ha mantenido ya al menos una relación sexual completa. La edad media en la que se mantiene por primera vez un coito se sitúa en los 17 años, lo cual implica que un gran número de adolescentes lo practica antes.
Las razones de semejante explosión de sexo adolescente son obvias. La descristianización de España afecta especialmente a las generaciones más jóvenes, que no han sido educadas en la moral católica. Además, este país ha asistido a una hipersexualización brutal en todos los órdenes, especialmente en el ámbito de los medios de comunicación, donde el sexo se ha banalizado de tal manera que lo han convertido en un mero instrumento de ocio. Todo ello produce una deshumanización total de las relaciones sexuales. El “otro” es un mero instrumento de placer y no alguien con el que compartir un proyecto de vida en común. Por supuesto, los embarazos no deseados aumentan. Y con ellos, los abortos. Estos son la guinda de un pastel de muerte, de “animalización” del ser humano, de vicio y depravación.
La respuesta de todos los gobiernos españoles ante el sexo entre jóvenes y adolescentes ha sido siempre la misma: la promoción del uso del preservativo. Pero está demostrado que cuantas más campañas se hacen a favor del uso del condón, más embarazos adolescentes se producen. El preservativo se presenta como la herramienta que impide afrontar una de las consecuencias naturales del acto sexual: la llegada de una nueva vida. Cuando tú le dices a un joven que puede fornicar sin problemas, le quitas cualquier barrera psicológica -que no moral- a la hora de lanzarse a practicar el sexo.
Como parece evidente que los jóvenes no son muy dados a usar la gomita, el actual gobierno facilitó las cosas para que las adolescentes puedan abortar, al no hacer obligatorio el permiso paterno para tal acto execrable. El círculo vicioso, nunca mejor dicho, se cierra. Primero les facilitan las relaciones sexuales. Luego se les facilita el aborto. Y si luego esos adolescentes, sobre todo las crías que abortan, se convierten en carne de psicólogos y psiquiatras, es su problema.
Podemos hacernos una idea de cuáles van a ser los contenidos del anunciado Centro de Asesoramiento Sexual del Ministerio de Igualdad. Dejar el asesoramiento sexual en manos de este gobierno es como confiar la política terrorista a Bin Laden. De hecho, una de las obligaciones de cualquier padre cristiano hoy en día es impedir que sus hijos caigan en manos de estos educadores de la inmoralidad y la muerte. Y de hecho, una de las obligaciones de la escuela católica debería ser la de hacer de balanza contra la educación hipersexualizada que reciben nuestros jóvenes desde todas partes. Pero me temo que no ocurre así. De ese 80% de adolescentes que ya han caído en la fornicación, muchos han sido o son alumnos de colegios católicos. De hecho, dadas la alta tasa de alumnos de religión católica en toda España, es obvio que esa asignatura no tiene apenas éxito en educar a los jóvenes en la continencia sexual y la castidad.
El futuro que cabe esperar es más de lo mismo. Esos jóvenes que hoy se entregan a las relaciones sexuales prematuras serán los adultos del mañana. Y una generación de adultos en la que el sexo no ocupa el lugar que Dios ha previsto para el mismo no puede producir una sociedad sana. Los fornicadores de hoy serán los adúlteros del mañana. Una sociedad de adúlteros es incompatible con el Reino de los cielos. Y quien no sirve a Dios, es esclavo de Satanás. Sería bueno que tal cosa se recordara con más frecuencia desde nuestros púlpitos. Sería muy deseable que en la próxima Jornada Mundial de la Juventud se prestara atención a este tema. Más que nada porque los jóvenes cristianos no son ángeles. Tienen las mismas tentaciones que los que no son cristianos. Debemos ayudarles a nadar contra corriente. Debemos enseñarles que la gracia de Dios les capacita para ser fieles a Cristo en todo. También en la moral sexual.
Recomiendo la lectura del siguiente post de Remedios Falaguera:
Me ha gustado mucho su escrito y lamentablemente es todo cierto. Supongo conocerá a estos chicos que por los E.E.U.U. han ido dando charlas sobre la castidad, merece la pena escucharles hasta el final. Se lo enlazo desde mi blog casero:
ResponderEliminarhttp://www.blogger.com/publish-confirmation.g?blogID=7890420997406077499&postID=8860456209070594016×tamp=1287485457882&javascriptEnabled=true
Saludos