martes, 4 de febrero de 2014

La lenta agonía de los obispos conservadores - Marcelo Larraquy

La lenta agonía de los obispos conservadores
Marcelo Larraquy


Reproducimos aquí un revelador artículo periodístico escrito sobre el testimonio de “una fuente cercana a Francisco”, publicado por el Diario Clarín de Buenos Aires, Argentina, el domingo 2 de Febrero del 2014.


A sus enemigos los va cocinando a fuego lento. Ellos están esperando que golpee de frente. Pero Bergoglio cree que no hay nada peor que decirles que se quedan... pero que nunca sepan hasta cuándo”, refiere una fuente cercana a Francisco consultada por Clarín.

Son momentos de incertidumbre para obispos conservadores que conspiraron contra Bergoglio, con el aliento del Vaticano, cuando aquél era cardenal.

En la Iglesia se da por hecho que hay dos arquidiócesis y una diócesis “disponibles” para una pronta sucesión. Por un lado, la del arzobispo de La Plata, Héctor Aguer, de 70 años, cuando aún le restan 5 años más para jubilarse. Líder de los obispos conservadores y capellán de la Orden de Malta, Aguer movilizó sus influencias en Roma -a través del ex embajador Esteban Caselli y el entonces secretario de Estado de la Santa Sede, Angelo Sodano- para remover a Bergoglio de la Arquidiócesis porteña y “liberarla” para el sector conservador. Uno de los candidatos a ocuparla fue el actual titular de la diócesis Zárate-Campana Oscar Sarlinga, ordenado obispo a los 42 años, en marzo de 2006.

La designación de Sarlinga, vinculado al Opus Dei y también a la Orden de Malta, fue resistida por Bergoglio. Su nombre habría sido agregado por el tandem Sodano-Caselli al escritorio del Papa Ratzinger por afuera de la terna sugerida a Roma por la Conferencia Episcopal Argentina (CEA).

El mismo procedimiento habría sucedido, de manera simultánea, con la designación del arzobispo José Luis Mollaghan en la arquidiócesis de Rosario. Con la designación de nuevos obispos, existía la voluntad desde el Vaticano de cambiar la matriz del episcopado argentino y darle un sentido conservador y ortodoxo, en oposición a Bergoglio. Aguer, Sarlinga y Mollaghan eran las “cabezas” locales del plan y ahijados políticos de Caselli. Éste les abría las puertas del “gran elector” de obispos de todo el mundo, Sodano.

No faltó mucho tiempo para que el grupo conservador fuera a la caza del trono mayor: la arquidiócesis porteña. A fines de 2008, Sarlinga sonó como posible reemplazo de Bergoglio. Faltaba que Roma convocase a éste para integrarlo a la Curia romana y liberar la sede.

En la Casa Rosada hubo oficinas interesados en esa operación. La agitaba el empresario inmobiliario Jorge O’Reilly, asesor del entonces jefe de gabinete Sergio Massa y miembro del Opus Dei. A su vez, él se proponía como embajador en la Santa Sede.

Bergoglio, ahora como Pontífice, no se olvidó de ninguno de ellos: a Mollaghan le envió una supervisión a Rosario por el descontrol en el manejo de los fondos. Se espera una determinación. A Sarlinga, quien ya había sido cuestionado por Bergoglio en 2011 por la millonaria compra de un semipiso en avenida Del Libertador a nombre de su fundación, no le responde las cartas y prepara otra “fraternal” intervención para revisar sus finanzas. Aguer prefirió anticiparse y ofreció su renuncia a Francisco. Espera respuesta. Lo dejó en lenta agonía”, refiere la fuente. Por último, el diputado Sergio Massa todavía no pudo obtener su foto con el Santo Padre, que la desea.








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