A fornicar que se acaba el mundo...
P. Javier Olivera Ravasi
Tomado del Blog amigo "Que no te la cuenten"
[QNTLC] Ayer nuestro compañero en InfoCatólica Luis Fernando Pérez Bustamante daba noticia de la presentación del nuevo libro del cardenal español Luis Martínez Sistach, en el cual textualmente dice respecto de quien se ha casado por Iglesia, separado (o divorciado, da igual) y nuevamente emparejado con otro:
«El discernimiento en divorciados y vueltos a casar ha de considerar aspectos del anterior matrimonio y la nueva unión. Si en algún momento, el interesado, en conciencia y ante Dios, constata que se da alguna circunstancia que hace que a la situación objetiva de pecado no le corresponde imputabilidad subjetiva grave, se puede acceder a los sacramentos».
Es graciosa la expresión de «el interesado en conciencia», pero lo dejamos ahí, porque varios ablativos se nos ocurren luego de la preposición, pero es privilegio laical el aplicarlos.
Ahora bien, ya que se acabaron los principios (como hace poco le oí decir a un prelado) será necesario darle la razón al Padre Piolini cuando decía a sus penitentes: “¡no pasa nada…!”.
¡Ah! ¡Y ánimo! que al parecer falta poco [*].
Semper infideles!
Que no te la cuenten…
P. Javier Olivera Ravasi
[*] Porque o se viene la restauración o nos vemos en la final...
* * *
Además …
¿Cómo aplicar Amoris laetitia?
(DJL dixit)
- Buscar una mesa que cojee y ponerlo bajo la pata mala.
- Luchar contra el oligopolio de la eléctricas produciendo energía con su combustión.
- Lamentar la tala de los árboles sacrificados para escribirla.
- Fornicar bajo mi libre examen. Si la amante está de muy buen ver, ya no me arrancaré el ojo como dice el Evangelio, compraré una lupa.
- Leerlo al revés, buscando un mensaje secreto, como los que ocultaban los discos de los Beatles. Escucharéis y comprenderéis por qué Sistach invita a la fornicación.
¿Herejes o Payasos?
(Keparoff dixit)
Pero, ¿no va a aparecer ni un puñetero obispo como Dios manda para poner en su sitio a este hatajo de herejes? Que digo herejes, estos no pasan de payasos de feria de tercera, con unos argumentos de conversación de sobremesa cargadita de orujos.
Esto no puede seguir ni un segundo más, a mí me trae sin cuidado lo que diga el tonto a las tres de Sistach, el tonto a las cuatro de Osoro, o el jefe de todos los listos en persona; yo quiero y exijo un obispo católico que me predique el Evangelio de verdad, aquel en el que Jesucristo decía que el que dejaba a su mujer y se iba con otra era un adúltero, por muy petarda que fuera su verdadera mujer, o por muy adúltera, o por lo que fuera.
Y el resto que disfrute imitando ¡a estas alturas! el camino de los anglicanos, treinta años después.
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