Dar la vida por el Papa
San Luis Orione
Carta del 5 de enero de 1928 a sus religiosos polacos, en la que les recomienda vivamente la devoción, el amor y la obediencia al Papa.
La finalidad principal de nuestra Congregación es vivir del amor al Papa y difundir, especialmente entre los pequeños, los humildes y el pueblo, el más dulce amor al Papa, y la obediencia plena y filial a su palabra y sus deseos.
Sobre nuestras frentes tenemos que llevar escrito con orgullo el nombre del Papa; sobre nuestros corazones tiene que estar grabado el nombre bendito del Papa; nuestra vida tiene que estar consagrada al Papa y a la Iglesia Santa de Jesucristo.
El respeto, la obediencia y el amor a los Obispos que el Espíritu Santo ha puesto para regir la Iglesia de Dios tienen que ser ilimitadamente grandes, devotos y filiales. Pero más que a todos los Obispos debemos un respeto, una obediencia y un amor inextinguible, en la vida y en la muerte, al Papa, Cabeza de los Obispos y de la Iglesia.
Nuestro Credo es el Papa, nuestra moral es el Papa; nuestro amor, nuestro corazón, la razón de nuestra vida es el Papa. Para nosotros el Papa es Jesucristo: amar al Papa y amar a Jesucristo es la misma cosa; escuchar y seguir al Papa es escuchar y seguir a Jesucristo; servir al Papa es servir a Jesucristo; dar la vida por el Papa es dar la vida por Jesucristo!
La Congregación no podrá vivir, no deberá vivir más que para El; tiene que ser como un estropajo a sus pies, bajo sus pies; basta amarlo, basta vivir y morir por El! Vivir, trabajar y morir de amor por el Papa: ésta, y sólo ésta, es la Pequeña Obra de la Divina Providencia. Ella vive para difundir su nombre, su gloria y su amor; para sostener y defender su autoridad y libertad; para caminar en su luz.
No queremos ni conocemos otro maestro ni otra luz..., no conocemos ni queremos otro Pastor; no conocemos ni queremos otro Padre, otro Cristo público y visible en la tierra.
En nuestras conversaciones no dejemos pasar ni una sola palabra ‑ no digo algunas, sino ni una sola palabra ‑ que no sea respetuosa de la persona o autoridad del Papa, de las Sagradas Congregaciones Romanas, de los Nuncios Pontificios o Legados Papales, o que no muestre deferencia hacia las disposiciones de la Santa Sede.
Que el practicar aún las más pequeñas recomendaciones del Papa sea siempre un importante y grato deber para nosotros. En una palabra, sean siempre y en todas partes hijos fidelísimos del Papa; dediquen sus energías, su corazón, su mente y su vida al sostenimiento de la Iglesia de Roma, Madre y Cabeza de todas y cada una de las Iglesias del mundo; al sostenimiento del Papa, de su autoridad y libertad, y a la propagación de Su amor.
Y Jesucristo, Pastor Divino y Eterno, no dejará de bendecirlos, mis queridos hijos de Polonia, y de bendecir a su Patria, cuya fidelidad al Papa es uno de sus títulos y una de sus glorias más bellas.
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